"¿Cómo le dices que no a Dios?" Pues diciendo no. Así de simple. Si una mujer tiene la opción libre de poder decir sí o no, su respuesta condicionará a que suceda una serie de situaciones en su vida. El "sí" le llevará hacia un destino muy diferente que si elige "no". Pero tiene libertad de poder elegir una de las dos respuestas. Sin embargo, el gran dilema aparece cuando es el jefe, de donde trabaja la víctima, quien acosa. Dicho personaje aprovecha su situación de poder, para pedir favores sexuales a personas vulnerables en su situación laboral. Negarse lleva el condicionante de represalias por parte del jefe acosador.
¿Pero porqué no se ha revelado la situación antes? La respuesta es el temor y el miedo. La víctima se encuentra totalmente sola. Nadie la apoya. Incluso si lo comenta con alguien de confianza, la aconsejará que no haga nada al respecto. Podía ser perjudicial para su trabajo y carrera.
Pasan los años, y ese malestar doloroso sigue dentro de la víctima. Y cuando conoce a otras personas que han padecido lo mismo que ella, el miedo se hace osado. Juntas, deciden afrontar la denuncia contra el acosador.
Será entonces cuando la opinión pública juzgará a las víctimas con dureza y defenderá al acosador con uñas y dientes, o al contrario. El pueblo global en el que vivimos es así de predecible
¿El desenlace? Me imagino que sucederá, pero me lo callo. Soy un cobarde.
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